lunes, 29 de junio de 2015

El coste de matar un oso de forma accidental

Asturias

El primer juicio por la muerte de un oso en dos décadas se celebra esta mañana en el Juzgado de lo penal número 2 de Oviedo.

29/06/2015 | La Nueva España | L. Á. VEGA
Los acusados son el guarda de un coto de Cangas del Narcea y un vecino de Gijón, aunque con vivienda familiar en la localidad canguesa de Porley, a quienes se acusa de haber colocado un lazo, presumiblemente con la intención de atrapar otras especies, como jabalíes, que terminó apresando por un brazo a un plantígrado. El animal estuvo horas forcejeando para huir, pero terminó muriendo poco después de ser liberado por miembros de la Guardia Civil y la miembros de la Fundación Oso, tras ser dormido con un dardo narcotizante. La causa de la muerte, una bacteria que terminó provocando al animal un paro cardiaco.

La persona que descubrió el animal, el guarda de caza, ha terminado sentándose en el banquillo por un delito contra la fauna. Estará acompañado esta mañana de un vecino de Gijón al que el guarda llamó por el móvil tras el hallazgo del oso, y al que la Guardia Civil terminó vinculando con la muerte del animal. Para resolver este rocambolesco caso fue necesaria una profunda investigación, con análisis de ADN incluido.

La prueba la facilitó un pelo de jabalí hallado en el lazo que atrapó al oso. En las inmediaciones se Porley se encontró el cadáver de un jabalí, en el interior de un saco de obra. Éste presentaba el logotipo de una empresa de construcción en la que la Guardia Civil sospecha que trabajaba el vecino de Gijón. Para los agentes, y para la Fiscalía, que solicita dos años de cárcel para los dos acusados, son indicios suficientes de que ambos son los responsables de la muerte de un animal perteneciente a una especie en extinción.

Según la Fiscalía, los dos acusados pusieron un lazo en una zona de paso de jabalíes con la intención de atrapar uno. Fue lo que ocurrió, pero cuando fueron a recogerlo se encontraron con que ya estaba muerto y en estado de descomposición. Retiraron el animal muerto y volvieron a poner el lazo de acero, pero esta vez cazaron un oso. El fiscal pide, además de la pena de prisión, que se les inhabilite para el ejercicio de la caza por espacio de cuatro años, así como el pago de una indemnización al Principado de 18.000 euros.

Los acusados niegan haber puesto el lazo y consideran que la muerte del animal estuvo relacionado por un actuación negligente del personal encargado de liberar al animal, que estuvo expuesto durante horas al sol y sufrió un fuerte estrés. Está previsto que el juicio continúe el miércoles y el jueves.